Si dispones de un radiador y de una chimenea, puedes obtener fácilmente
agua caliente, poniendo el radiador cerca del fuego, (no es necesario que esté
encima mismo, es suficiente con que esté cerca), y lo fijas a la pared para
evitar el vuelco.
Luego, con una “T”, haces una
derivación desde el circuito de agua fría, a través de una llave de paso, hasta
la parte baja del radiador. Es muy práctico hacer el circuito con tubo de riego
de polietileno, (siempre que la estética lo permita), pues la temperatura no
tiene por que ser demasiado alta.
La salida de agua caliente la
tomamos de la parte alta del radiador, hasta el grifo que instalamos encima del
fregadero (o cualquier otra parte, o toda la casa…).
Hay que evitar tener cerrados los dos grifos (el de entrada y el de salida) simultáneamente con el fuego encendido, pues podría dañarse el circuito y producirse fugas por sobrepresión, para evitar problemas, recomiendo instalar una válvula de seguridad en el radiador, o en otra parte del circuito.
El tubo de polietileno
más pequeño y accesorios es de 20 mm, con este diámetro, es mucha agua la que
llena el tramo que transcurre del radiador al grifo de salida, y esto hace que
el agua caliente tarde más en salir por el grifo, con el correspondiente
desaprovechamiento de agua, para evitarlo, o usamos otro tipo de tubo que tenga
un diámetro inferior, (p. ej. 8 mm. de interior), o introducimos en el interior
del tubo de 20 una manguera que por sus dimensiones proporcione una reducción
equivalente, con lo cual pasamos de 1 litro por cada 5 m, a la cuarta parte de
volumen de agua y de tiempo de espera. La pérdida de presión y de caudal juega
a nuestro favor, pues esto hace que con la misma capacidad calorífica, el agua
cunda más, y de paso ahorramos agua, que ya va bien.
Recomiendo los radiadores de
hierro fundido, pues son más resistentes y al tener mayor masa, acumulan más
calor, si deseamos todavía más capacidad, podemos añadir al circuito un termo eléctrico,
que actúe de acumulador de agua caliente por convección natural, además
conservará el agua caliente varias horas, incluso después de apagado el fuego,
pero por otra parte, al inicio tardará más en proporcionar agua caliente, uno
tiene que valorar si vale la pena complicar la instalación, (recomiendo la
simplicidad) considero que en principio un uso normal no justifica la
instalación de un termo, a no ser que se conecte a la corriente, con el
termostato al mínimo, y el radiador de apoyo, para, de esta manera, tener siempre
agua caliente, y cuando funciona la chimenea, deja de consumir electricidad.
Carles Duran
Carles Duran
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